En pleno siglo XIX, en un mundo donde las ejecuciones eran un espectáculo público y los presidiarios carecían de todo derecho, Concepción Arenal es nombrada visitadora de cárceles de la prisión de La Coruña. Su lucha a favor de los derechos humanos logró cambiar la perspectiva de la sociedad sobre los más desfavorecidos y mejorar sus condiciones de vida.
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